◊ 20-12-1923 | † 10-09-2022
Con profunda tristeza y también con la esperanza puesta en Cristo Resucitado, nuestra Comunidad Educativa del Colegio “Santa Isabel de Hungría”, queremos expresar a las Hermanas de la Congregación de Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, nuestras sentidas condolencias por el retorno a la casa del Padre de nuestra querida Religiosa Valentina García de Juan, estamos unidos a Ustedes, acompañándolas con nuestra oración, dando gracias a Dios Padre por el don de una vida ejemplar, de entrega generosa y que sirvió con sencillez y humildad a la Iglesia.
Madre Valentina García de Juan, nació un 20 de diciembre de 1923, en la provincia de León -España, es una de las primeras hermanas religiosas que llegaron a nuestro querido Perú, dejándolo todo por Cristo y su Reino.
Madre Valentina, se distinguía por ser una mujer orante, correcta y delicada en el trato con los demás. Amaba la vida de comunidad y cuidaba que se distinguiera por la oración y la convivencia fraterna, ofrecía su buen humor para hacer sentir bien a los demás.
Fue una religiosa dedicada a la misión que Jesús “Buen Pastor” puso en sus manos y ejerció su vocación en diversos servicios como en salud, educación y obras sociales, siempre con entrega generosa e incondicional.
Madre Valentina, religiosa fiel al carisma de nuestra Beata María Ana Mogas, vivió la espiritualidad franciscana, devota de María, Divina Pastora, en ella depositó su confianza poniéndola siempre como intercesora de las buenas causas.
En este retorno emprendido por Madre Valentina, a la casa de Dios Padre, nuestra fe confía en que la recibe con los brazos abiertos por ser una mujer de vocación religiosa fiel al carisma de nuestra Beata María Ana Mogas, viviendo con entrega la espiritualidad franciscana.
Como familia carismática, damos gracias a Dios por la vida y misión de nuestra querida Madre Valentina, y pedimos a María, Madre del Buen Pastor, que la conduzca hacia su Hijo, como era su esperanza.
Dale, Señor, el descanso eterno.
Brille para ella, la luz perpetua.
Su alma, por la misericordia de Dios, descanse en paz.
